domingo, 26 de agosto de 2007

Se sufrió pero se ganó

La situación más clara del primer tiempo fue una metáfora del juego que brindaron Boca y Gimnasia de La Plata, en la Bombonera. Iban 40 minutos: centro frontal al área, pifia de un defensor visitante, el rebote le queda dentro del área chica a Rodrigo Palacio, remate apurado, la pelota se estrella contra el travesaño y el rebote no es encontrado por nadie, mientras todos observan sin conocer el destino final del balón.
Así resultaron los primeros cuarenta y cinco minutos. Quizás debido a las dificultades de un campo de juego mojado y muy rápido, pero seguramente también por la falta de un conductor pensante, capaz de aportar una idea distinta en medio de la nubosidad más propia del conjunto ‘xeneize’ que del clima meteorológico de la tarde.
Boca, como era lógico y presumible, pretendió asumir el protagonismo desde el inicio. El ‘Lobo’, que estrenó a Falcioni como entrenador -en reemplazo del despedido Maturana- apostó a los contragolpes. Salvo en contadas excepciones, ninguno fue capaz de aportar peligro con jugadas elaboradas en base a sus estrategias.
Las máximas emociones –escasas, por cierto- llegaron más por desaciertos del rival que por virtudes propias. Los visitantes ofrecieron un concierto de errores en el fondo, pero la impericia de los ‘xeneizes’ para definir contribuyó a disimularlos, al menos un poco.
Un simple recorrido por las acciones más peligrosas sirven como contraprueba: a los 20 minutos, Ibarra intentó sacar un centro desde la derecha, la pelota se fue cerrando y dio contra el travesaño; a los 40 minutos, la situación relatada en el primer párrafo. Poco y nada más para destacar…
En el complemento, llegaron las verdaderas emociones: a los 3 minutos, Palermo le bajó la pelota –también de forma defectuosa, aunque esta vez con la suerte a su favor – a Palacio, quien definió de zurda, junto al palo izquierdo, para encender la ilusión de los hinchas.
Poco les duró la alegría, porque dos minutos más tarde, Federico Domínguez sacó provecho de una pelota parada para el ‘Lobo’ y logró un empate inesperado, ya que no sólo se había arrimado muy poco contra el arco de Caranta, sino que además jamás lo había inquietado.
Conmovido por el golpe, reaccionó el equipo de Russo, que comenzó a atacar “con dientes apretados” y dispuso de varias situaciones: a los 13 minutos, le anularon un gol a Battaglia por ‘fuera de juego’, a los 14m. volvió a probar Battaglia desde lejos, pero Cejas pudo desviar al córner y nuevamente estuvo cerca con disparo de Ledesma y otra intervención de Battaglia, de cabeza, ambos sacados por el arquero.
Boca había provocado más peligro en esos pocos minutos, que en todo el primer período. El tanto del triunfo era cuestión de tiempo. Esa era la sensación imperante en la Bombonera, más aún cuando a los 17 minutos fue expulsado Escobar, por doble amonestación. Inmediatamente, Russo hizo ingresar a Leandro Gracián, quien de esta manera debutó oficialmente con la casaca ‘azul y oro’.
El ‘Lobo’ aguantó hasta el final. Encima, a los 41 minutos, se quedó con nueve jugadores por una polémica expulsión del defensor Civelli, por infracción sobre Ledesma. Hasta que a los 44 minutos, la ilusión de los platenses se derrumbó por completo: una nueva falla defensiva dejó sólo dentro del área a Boselli y Cejas le cometió penal. Ledesma convirtió el 2-1 y permitió el desahogo.

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